Retos de seguridad ante el Internet de las Cosas

Uno de los grandes saltos a nivel tecnológico que estamos viviendo en los últimos años es, sin lugar a dudas, el que ha provocado la incorporación de internet a numerosos objetos cotidianos del día a día, más allá de los dispositivos tradicionales de conexión a la red como pueden ser los ordenadores personales, portátiles o móviles. Se trata del llamado Internet de las Cosas, o también conocido por sus siglas en inglés IoT (Internet of Things). Poco a poco nos ha dejado de sorprender que los automóviles, televisores, despertadores, wearables como relojes inteligentes o incluso los más mundanos electrodomésticos como neveras o robots de cocina cuenten con conexión a internet y sean capaces de realizar funciones automatizadas, de procesar información útil y de interactuar con nosotros y con otros dispositivos electrónicos. Sin embargo, las indudables ventajas de esta revolución tecnológica en marcha tiene su “reverso tenebroso” en las cada vez más importantes amenazas que presentan en cuestión de seguridad informática, como ya se pudo comprobar de forma fehaciente en el ataque global llevado a cabo por el ransomware Wannacry en 2017.

Vulnerabilidades y riesgos de los entornos conectados

El primer problema que enfrenta el Internet de las Cosas es su propia condición de novedad. Al tratarse de algo relativamente nuevo y cada vez más complejo, en el que los dispositivos se conectan y comparten datos y redes de formas muy diferentes (redes locales, inalámbricas, conexión mediante aplicaciones móviles, diferentes cifrados, etc), no se dispone aún de un histórico de amenazas ni de un conocimiento claro del alcance de la estos dispositivos en el futuro. Sin embargo, tal y como reflejan publicaciones e informes de diferentes organismos europeos de ciberseguridad, se trata, junto con la protección de datos, de uno de los grandes retos del sector.

Entre los riesgos más claros que ya se pueden intuir por el desarrollo alcanzado por esta tecnología, destacan la limitación de recursos con respecto a los dispositivos tradicionales (menos memoria o capacidad de procesamiento, lo que deriva en una menor eficacia a la hora de aplicar métodos de seguridad habituales, como antivirus o cortafuegos), los fallos de seguridad o de diseño debidos a los bajos costes de producción (se trata de un sector con alta competencia en el que es posible que no se esté invirtiendo lo necesario en cuestiones de seguridad) o la falta de claridad a la hora de la otorgación de permisos o sobre la privacidad y el uso de los datos recolectados por estos dispositivos.

Auditar la seguridad, clave para prevenir ataques

Ante este panorama incierto, una solución más que recomendable tanto para particulares como para empresas pasa por realizar una auditoría de seguridad para conocer de primera mano los riesgos ante los que nos enfrentamos y poner las medidas oportunas para que nuestra casa u oficina estén protegidas ante la amenaza de ataques, fugas de datos personales o incursiones de ciberdelincuentes. El servicio de auditoría de seguridad de IB Backup, supervisado por técnicos cualificados y certificados por el Certified Ethical Hacker o el Security+, se convierte así en una forma inmejorable de mejorar la seguridad en un entorno en el que casi todo, desde las impresoras hasta los televisores, puede ponernos en riesgo.